24 feb 2009

He vuelto. El lenguaje de la Danza, una broma dialéctica


Bueno, lamento la enorme ausencia, he estado algo menos dedicada a la Danza, y algo más a mi otra pasión (otra de tantas me temo), la escalada.

Como bailarina, bailar para mi es expresarme sin palabras, como escaladora el contacto con el campo es escuchar, sin que nadie me hable, hay veces que no tengo tanto que decir, y me llama más el campo.

Era mi intención hablaros del Festival de Danza Oriental que organiza Esalim, pero Rakhshanda os ofrece en su blog toda la información, podeis acceder desde mis marcadores.

Al más puro estilo Luís Piedrahita quería hablaros de las patadas, ui! perdón, los arabesques que le damos al lenguaje, yo creía que era la única que decía burradas para definir pasos y movimientos, pero no, lo hacemos todas.

Empezamos con las maravillosas "manos de acariciar el aire", entre mis alumnas manos-de-acariciar-un-perro-grandote; las "manos de princesa", ese maravilloso movimiento que te envuelve la carita en el velo con las manos unidas sobre la cabeza, nada, bautizado como "cabecitas flotantes", shimmie choo-choo, nada, este es comunitario de alumnas de Serta, Shimmie "ordeña la vaca".

Pero no se acaba la cosa en las denominaciones, paso faraónico=paso de pato o paso hawaiana, manos persas=brazos ye-ye, etc... no señor, a veces, para facilitar a la alumna la comprensión de la figura que tiene que dibujar su cadera, o su pecho o su brazo, tenemos otras mil burradas.

Por ejemplo, yo misma, para describir el trazado de un contra-camello me gusta evocar las cabecitas de los hipopótamos del sacabolas, para el sacacorchos te ayuda a meterte en faena pensar que llevas 4 cubatas encima.

En fin, os invito a añadir más mamarrachadas de vuestra cosecha o de otras bailarinas.
Supongo que al fin al cabo el sentido del humor debe tener cabida también en la Danza Oriental, tan fina, tan de señoritas, jejeje. Un beso.